La Acupuntura es un método terapéutico milenario, que a partir del siglo XX cobra mayor interés en Occidente.
Los excelentes resultados en el tratamiento de numerosas entidades clínicas han hecho que los médicos occidentales comenzaran a estudiarla, respetarla y utilizarla; los progresos en el conocimiento de la fisiología, las nuevas posibilidades de realizar dosajes bioquímicos y los avances en la tecnología y electrónica han contribuido para que se desarrollen importantes investigaciones con respecto a su mecanismo de acción.
Si bien la Acupuntura posee sus propias bases teóricas, las explicaciones surgidas de la historia antigua y con lenguaje propio de otra época, son difícilmente integrables a la terminología científica moderna.
Los mitos y la necesidad de seguir utilizando los términos tradicionales persiste a veces como consecuencia de la incapacidad de completar aún explicaciones más modernas. Las bases filosóficas persisten y así debe ser, pero el lenguaje arcaico es el que día a día va cambiando, haciendo más entendibles los principios de la Acupuntura dentro de nuestro medio.
Por ejemplo, admitimos que la enfermedad es producida por un desequilibrio Yin-Yang (energías opuestas que se manifiestan a través del Qi o energía circulante en nuestro cuerpo), y que la Acupuntura actúa equilibrando dicho trastorno. En la actualidad podemos hablar de desequilibrios físico-químicos que mediante el tratamiento tienden a restablecer su armonía u homeostasis.
El mecanismo de acción de la Acupuntura sigue preocupando al mundo científico, pero siempre debemos partir de que hay un hecho: su probada eficacia en 4000 años de práctica clínica.
La teoría moderna explica la acción de la Acupuntura buscando e investigando a nivel anatomofisiológico y postula que:
Si concebimos al organismo como un complejo circuito electrónico podemos considerar que existen cuatro sistemas generales de conexión:
En la escala zoológica las estructuras radiadas o cicloméricas son las más primitivas (ej: esponjas, paramecio, celentrados, etc).
Ontogénicamente, o sea, desde el punto de vista del desarrollo del embrión, sabemos que éste se forma a partir de dos capas celulares: el ectodermo y el endodermo. El ectodermo forma la piel y el sistema nervioso central, teniendo ambos, entonces, el mismo origen; el endodermo origina los órganos internos.
Cuando una persona se enferma, aparecen en la piel puntos dolorosos espontáneos y otros perceptibles por la presión del dedo del médico que explora. Los primeros son llamados en Acupuntura “puntos de alarma”, y nos orientan en el diagnóstico, y los otros son los “puntos chinos”, que nos ayudarán en el tratamiento para restablecer el equilibrio en el organismo o estado de salud.
El médico debe conocer la localización de los mismos y las acciones que tienen en particular sobre las distintas regiones y órganos del cuerpo, pudiendo seleccionar luego los puntos adecuados que punzará con las agujas.
Por ejemplo: existen repetidas experiencias sobre el aumento de glóbulos rojos en el torrente circulatorio luego de la punción del punto 38V en personas anémicas.
En un estudio realizado con dos grupos de pacientes hipertensos, el Dr. Ionescu Tirgobesti de Rumania y colaboradores, observaron que en los enfermos tratados con puntos hipotensivos la T.A. disminuía, y en aquellos sometidos a la acción de puntos indiferentes los resultados eran nulos.
Se ha comprobado que mediante la punción del 9P se puede normalizar el electrocardiograma en personas que presentan extrasístoles.
Brunjiro Terada de Japón, probó que el efecto antialérgico de la Acupuntura está relacionado con un aumento en la cantidad de aminoácidos libres.
Bajo control radioscópico observó Gall, en Francia, que en los casos de espasmos en órganos huecos la mezcla baritada vence el espasmo pasando sin inconvenientes luego de la punción del 3H (Punto antiespasmódico).
Darras y otros curaron enuresis en niños menores de 4 años de edad con el 6BP y otros puntos; es difícil de concebir la influencia de la sugestión en niños tan pequeños.
Las investigaciones clínicas demuestran que la Acupuntura actúa sobre los desórdenes hepáticos, la hipertensión, las ciáticas y lumbalgias (Hiroisa Yoneyama, Yoshio Oshinia, Haruto Kioshita entre otros, hacen conocer estos resultados).
A partir de 1958, y partiendo siempre de la observación clínica que demuestra la importante acción analgésica de la Acupuntura, comienza una nueva etapa de investigación que culmina con la práctica de la Acupuntura en la analgesia durante las intervenciones quirúrgicas. Los médicos chinos partieron de una simple premisa: si la Acupuntura quita el dolor, ¿por qué no puede actuar para prevenir su aparición? Las estadísticas superaron los 2.000.000 de casos de analgesia acupuntural en cirugía en el año 1979.
En nuestro viaje a China durante octubre de 1975 hemos podido presenciar operaciones de distinto tipo, realizadas con analgesia acupuntural: gastrectomías, apendicectomías, tirodectomías, operaciones oftalmológicas y hasta una operación de cambio de válvula mitral con circulación extracorpórea.
Debo recordar con orgullo que en nuestro país, mi padre, el Dr. Floreal Carballo, fue el introductor de la analgesia acupuntural en la cirugía oftalmológica, habiendo realizado más de 900 operaciones a partir de 1971, experiencias que hemos compartido y continuamos realizando.
Sería imposible enumerar aquí los resultados de las investigaciones que se vienen realizando en la clínica y el laboratorio de distintos centros internacionales (Alemania, Francia, China, Rumania, EE.UU, Italia, U.R.S.S, etc); estos son sólo algunos de los muchos ejemplos que demuestran la eficacia de la Acupuntura a la luz de la experiencia científica moderna.
La O.M.S promociona este método terapéutico por su reconocida eficacia y estimula la formación de médicos acupuntores. Durante el mes de noviembre de 1987 auspició la Conferencia Mundial de Acupuntura, realizada en China, con la participación de delegado de sociedades de todo el mundo, donde se fundó la Confederación Mundial de Sociedades de Acupuntura. Estamos felices de haber participado de la misma como delegados por la S.L.A.(Sociedad Latinoamericana de Acupuntura y Auriculoterapia) y S.A.A.R.A (Sociedad de Acupuntura de la República Argentina).
Desechar lo místico, dejar de atribuir propiedades mágicas a la Acupuntura y reemplazar los pensamientos antiguos por los conceptos científicos es fundamental para que la Acupuntura siga siendo integrada a la medicina occidental. La combinación de ambas medicinas es la que da resultados superiores.
El gran desarrollo de los medios diagnósticos que posee la medicina occidental y el conocimiento más minucioso del funcionamiento de cada órgano han favorecido por un lado el desarrollo de la medicina hasta un punto en que se hace necesaria la especialización dentro de la misma, ya que un médico sería incapaz de incorporar todas las técnicas. Esta especialización tiene su razón de ser, pero se ha convertido también en un riesgo; el especialista suele terminar considerando al paciente como el portador de una enfermedad de un órgano, sin nombre ni apellido, sin características individuales, sin sentimientos, se ha perdido muchas veces la noción de integridad de la persona.
La Acupuntura nos brinda una visión dinámica en donde el ser humano es un todo integral que forma parte de un medio natural y social que lo rodea. Esto es importante, pues las enfermedades (ese desequilibrio energético que mencionan los chinos) pueden ser producidas por desequilibrios internos o externos. Por eso el médico acupuntor debe entablar un diálogo especial con el paciente que lo ayude a conocer sus contradicciones y características físicas, psíquicas y el entorno que lo rodea; aparte de realizar el diagnóstico etiológico occidental de la enfermedad.
Si un médico trata una enfermedad, pero no logra encontrar los motivos primeros que la ocasionan, no curará al paciente. Tanto para el diagnóstico como para el tratamiento se comprende la importancia de la integración de la medicina en una sola. Debemos aprovechar todos los logros de la medicina ortodoxa, china, naturista, homeopática, etc.; tomar todo lo positivo y rechazar los sectarismos propios de los que enfocan la medicina desde un punto de vista excluyente.
Dra. Diana Carballo - Directora IMADA
Bibliografía: